Conocer en profundidad las necesidades del momento vital en el que se encuentra cada niño que acompañamos, nos permite ofrecer aquello que necesita de forma individual y a su vez atender aquello que de forma grupal ha de cuidarse.
A partir de un periodo de vinculación que procura respetar los ritmos individuales, velamos por cubrir las necesidades básicas y vitales de cada criatura; el descanso, alimentación, movimiento y juego libre transcurren en nuestro día a día en la fluidez del ritmo; desde una mirada continuada que sostiene su desarrollo en libertad dentro del marco seguro de los límites, le dejamos volar y le arropamos cuando lo necesita.
En el Camaleón Azul se vivencian las rutinas diarias desde la belleza y el ritmo que ofrece la naturaleza a través de las estaciones, un ritmo diario y semanal que aporta sentido de continuidad y orientación a través de una experiencia armónica vinculada con los elementos del entorno natural. A su vez, nuestras canciones y rimas aportan fluidez, envoltura y calor a cada momento de la jornada diaria. Así, rutinas, ritmo, armonía y fluidez dan estructura a nuestros días, como un baile secuenciado que aporta forma y permite al niño ir conquistando su autonomía en el hábito, pues se integra aquella forma como un hábito.
La alimentación saludable también hace parte de nuestro proyecto, y Brecol es el catering ecológico que cada día nos ofrece un menú acorde a las necesidades particulares de cada niño y familia.
Procuramos construir red a través de una comunicación fluida, cercana y de confianza con las familias, que pueda enriquecer el acompañamiento cotidiano, las dificultades y los nuevos retos; y también a través de charlas de mutuo crecimiento. Buscamos una relación de apoyo mutuo, cercana y transparente con cada familia, pues entendemos que un camino al unísono es fundamental en esta compleja y bella andadura de la crianza consciente.
Durante los primeros años de vida ha de predominar el movimiento y conocimiento del propio cuerpo; es la etapa en la que se desarrolla, desde la seguridad del afecto, lo relacionado con el dominio corporal. Entendemos que el niño no juega para divertirse sino que así percibe el mundo, pues para las criaturas no hay distinción entre vivir, aprender y jugar. El juego y movimiento en libertad es la actividad seria y vital en la primera infancia. En el Camaleón Azul el juego libre es la tierra donde se cultivan los poderes de la creatividad, imaginación e iniciativa; es el campo fértil donde el niño aprende a relacionarse, a sembrar sus propias semillas de manera significativa, es donde ha de tener la libertad de elaborar sus vivencias libre de la intervención adulta pero con la mirada de plena conciencia de quien vela esa libertad, las acompañantes.
El tipo de acompañamiento que ofrecemos propone una forma consciente de estar en el mundo, con presencia, calidez y calma, que entiende que el niño está abierto a su entorno, que la infancia tiene sus propias maneras de ver, pensar y sentir; y necesita un modelo digno de ser imitado. Aquí radica la importancia del desarrollo personal, un proceso continuo que nos permite transmitir aquello trabajado en nosotras mismas, en actitud de estoy aquí; nos separamos para darle espacio al niño de que sea, para que brote genuinamente aquello que está vivo en él. Aquello que el niño experimenta se convierte en actividad, de tal forma que la imitación establece los hábitos y los patrones de comportamiento. Cuidamos a la infancia desde la continua búsqueda del equilibrio entre el conocimiento acerca del desarrollo en esta etapa madurativa, y lo que cada niño necesita ahora, en el marco de la comprensión de su desarrollo personal.
Como acompañantes, buscamos continuamente el equilibrio entre ofrecer una estructura saludable para el niño y dejarle ser, transitando cada día un camino de expansión y contracción como la respiración misma; un ritmo vivenciado de continua heteroregulación, pues el cerebro del niño necesita regulación externa. Nos sabemos sostén, desde el afecto y el respeto; desde el marco de seguridad que aportan los límites coherentes, que ofrecen también contención, sitúan, guían y sostienen, límites que dan estructura e indican el camino, siempre en equilibrio con la libertad de dejarle ser. El Camaleón es un espacio donde el respeto es la premisa más clara; a partir de una comunicación afectiva y efectiva entre todos los miembros, entendemos los límites como necesarios para convivir en libertad.
Nuestro día a día transita en la fluidez de un ritmo en el que cada cosa tiene su tiempo, su lugar y su propósito concreto, y el niño con su facultad innata de imitación va integrando aquellas vivencias significativas. Por ello, nuestro afán por preparar cuidadosamente los espacios y cultivar una atención afectuosa y consciente que genere un clima de seguridad y libertad.
En esta primera infancia se aprende de la conexión que se genera al convivir y compartir, por ello, buscamos generar una dinámica vivida, experienciada, bajo la cuidadosa mirada adulta porque estamos presentes, disponibles, procurando no intervenir sino dar tiempo y espacio para que el niño recorra su andadura por sí mismo. Buscamos también hablar el lenguaje infantil, un lenguaje vivo, natural, claro y asertivo; el lenguaje imaginativo, del movimiento y de las imágenes. Queremos ofrecer experiencias motoras, experiencias que sean vivenciales, que sean prácticas y llenas de verdad; poder generar un vínculo sano y provechoso con la tierra en la que vivimos y con sus fuerzas, que son también las nuestras.
Para ello, las acompañantes hacemos un trabajo contínuo de autoeducación que se refleja en la presencia y conciencia presentes en nuestra labor. Con el sostén de estos recursos personales, humanos, materiales, espaciales y económicos, el Camaleón Azul abre sus puertas como un proyecto familiar, pequeño, que lucha para mantenerse, siempre comprometido con la infancia en particular y la sociedad en general.